Para salvar al mundo. ¿Suena a una misión pretenciosa verdad?
Sin embargo, estoy convencida que cualquier aporte por pequeño que parezca en esa dirección constituye un gran aporte para volvernos más humanos en el sentido más puro y amoroso de la palabra, y sólo desde allí podremos salvar al mundo. Volver la mirada al campo y a la agricultura orgánica en general y biodinámica en particular nos obliga a tocar, oler, sentir y palpitar la tierra; esa tierra que necesita limpiarse de agrotóxicos y pesticidas, de toda intervención forzada, para que enriquecida pueda volver a dar los mejores frutos. Debemos cada día más estar a sus órdenes y dejarnos llevar por lo que ella necesita y esto es devolverle la vitalidad orgánica que supo tener en años remotos. Vivificar la tierra es una obligación moral y una decisión ética que nuestros niños necesitan como legado.
Elegí para este aporte el camino del vino, esta bebida milenaria nacida en el mediterráneo y la vid que tan bien se adapta en nuestros diversos suelos. Desde allí que es mi intención tomar ese hilo invisible de sur a norte destacando el resultado del trabajo en cada terruño, volver al suelo, las características de ese suelo, las distintas regiones que dan resultados sorprendentes. Intercambiando con seres maravillosos que tuve la oportunidad de cruzarme en esta vida, aprendí a no prestar tanta atención a la variedad de la cepa como sí a la región en la que se desarrolla cada una de ellas. Y aprendiendo en el andar. Es eso, lo que queremos ir transmitiendo con los vinos que van llegando a Biovid.
Mi profundo respeto a esas manos curtidas que siembran y cuidan la tierra, sobrellevando los más crudos inviernos y los veranos más luminosos, a quienes elaboran esos preparados orgánicos para vivificar los suelos y obtener esos frutos sublimes poniéndolos en manos de los enólogos para que, con su saber y su magia, con mínimas y sutiles intervenciones, cuiden del misterio alquímico de la fermentación, elaborando vinos muy apreciados en el mundo entero.
Para Biovid este camino recién comienza como los pasos de un niño que aprende a caminar en el andar, con entusiasmo y alegría, teniendo muy claro y transparente el horizonte.
Con este espíritu iré presentando en este espacio cada una de las bodegas que nos acompañan y que iremos descubriendo juntos.
Gabi Russo – gabirusso@biovid.wine